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El proyecto “Acquatopía”, es un paso a seguir que resulta fundamental en el desarrollo de mi pensamiento crítico alrededor del papel que desempeñan los medios que utilizamos como registro. Corresponde a un sentimiento de imposibilidad al momento de capturar la naturaleza fluctuante de lo que definimos como realidad y que dependiendo de las cargas ya sean: históricas, políticas o culturales, abren nuevas lecturas que conectan al espectador con la imagen, generándole diferentes niveles de sensibilidad y cambios de punto de vista.

El proyecto transforma una problemática geográfica/ambiental a través de una reflexión sobre los medios de registro. Su impacto como imagen en nuestra sensibilidad genera un posible número de asociaciones simbólicas, que pretenden dirigir nuestra atención hacia la problemática portuaria y su negativo impacto ambiental, detrás del cual se esconden oscuros intereses económicos.

 

 

<La pérdida del horizonte> Nuestro sentido de la de la orientación espacial ha cambiado como consecuencia de las nuevas tecnologías que han ido ampliando nuestra visión a múltiples perspectivas.

Hasta hace poco, la línea del horizonte era un elemento extremadamente importante para la navegación y definía los límites de la comunicación y de nuestra comprensión.

Más allá del horizonte, solo había mutismo y silencio. El horizonte permitía que las cosas se hicieran visibles. Servía para determinar nuestra ubicación en el mundo, la relación con nuestro entorno, destino y ambiciones.

Es evidente nuestra retirada de este paradigma estable de orientación que se había establecido a lo largo de la modernidad. Nuestros conceptos modernos de espacio/tiempo que estaban basados en una línea estable del horizonte ahora adoptan puntos de vista móviles. El siglo XX desmantela la perspectiva lineal con el cine, y con la articulación de diferentes perspectivas temporales.

Con la conquista del espacio exterior, se establece la visión aérea y aparecen una nueva visibilidad: vuelos vertiginosos hacia el abismo y mundos verticales imaginarios.

 

<La ocupación del cielo> Nuestra perspectiva lineal empezó a venirse abajo, nuestros horizontes se han hecho añicos. ¿Cómo enfrentar nuestra actual condición de desorientación?

Empecemos a romper la idea de que necesitamos una base estable. Ninguno de estos espacios de proyección presupone un mismo horizonte unificado.

Debemos desencadenar el shock de la apertura: una libertad espantosa, absolutamente desterritorializante y siempre desconocida. Una panorámica que nos permita apreciar con nitidez las asombrosas desigualdades sociales. 

 

Enfrentarnos a futuros arruinados, caer, venirnos abajo, esperando una nueva certeza nos caiga del cielo, ante un presente agonizante. Con la convicción de que el lugar al que descenderemos ni tiene fundamentos ni es ya estable, no promete comunidad alguna sino hasta ahora un constante e imperceptible cambio.

 

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